Tres siglos de música de cámara: del Barroco a nuestros días [Segunda parte]
Un ensayo–notas al programa, por Axel Juárez
Viernes 22 de noviembre - Diálogos entre lo clásico y lo popular

El Noneto No. 2, H. 374 (1959) fue una de las últimas obras del checo Bohuslav Martinů (1890-1959), compuesta durante su último año de vida. Encargada por el Czech Nonet para celebrar su 35° aniversario, la obra se estrenó en el Festival de Salzburgo y fue publicada póstumamente ese mismo otoño.
La pieza refleja la síntesis perfecta del estilo maduro de Martinů: una combinación de neoclasicismo con música folclórica checa. La instrumentación para nueve instrumentos –flauta, oboe, clarinete, fagot, corno, violín, viola, violonchelo y contrabajo– permite una textura que oscila entre la intimidad camerística y la robustez orquestal.
Los tres movimientos de la obra presentan un arco dramático fascinante, pero tal vez el segundo movimiento, el andante[1] –compuesto mientras el autor padecía cáncer terminal– sorprende más por su serenidad melancólica. Los solos de fagot y corno aportan momentos de particular belleza.
Ivan Treviño (1983) es una de las voces más innovadoras en la composición para percusión del siglo XXI. Compositor, percusionista y educador méxico-americano, su música ha sido interpretada en 5 continentes y 25 países, destacándose por entretejer sonoridades del indie-pop con la estética de la música contemporánea. Su catálogo incluye obras comisionadas por instituciones como The Juilliard School, The Eastman Wind Ensemble y el cuarteto ganador de un Grammy, Third Coast Percussion.
Catching Shadows (2013) es una hipnótica obra para sexteto de percusión que requiere una alineación instrumental única: dos marimbas, dos vibráfonos, dos cajones y dos hi-hats, con glockenspiel y crótalos opcionales. Demanda destreza técnica y sensibilidad interpretativa de cada ejecutante, mientras que su lenguaje demuestra cómo la percusión contemporánea puede tender puentes entre diferentes mundos sonoros.
El compositor explica que la pieza está construida alrededor de un groove central que evoca tanto el minimalismo como el rock alternativo. Los intérpretes deben navegar entre texturas hipnóticas y momentos de virtuosismo explosivo, creando un paisaje sonoro que es tanto meditativo como energético. La obra ha sido adoptada rápidamente por ensambles de percusión en todo el mundo, convirtiéndose en una pieza fundamental del repertorio contemporáneo.
Compuesto para el New York Brass Quintet, el Quinteto op. 73, No. 1 (1961) representa un hito en el desarrollo del quinteto de metales moderno. Malcolm Arnold (1921-2006), antiguo trompetista de la London Philharmonic Orchestra, comprendía íntimamente las posibilidades de cada instrumento, creando una obra que es a la vez idiomática[2] y desafiante.
El movimiento inicial presenta un brillante diálogo entre las trompetas con efectos de interlocking[3]. La Chaconne central revela el lado más oscuro de Arnold, con un notable solo de trombón que evoca el carácter sombrío de sus sinfonías. El movimiento final con brio despliega un virtuosismo con inflexiones casi jazzísticas, destacando especialmente una parte de tuba revolucionaria para su época.
Arodi Martínez Serrano (1977) es una de las voces más innovadoras de la nueva generación de músicos mexicanos. Nacido en Zaachila, Oaxaca –cuna de la cultura zapoteca y tierra de músicos notables como el autor del danzón «Nereidas»– Arodi creció inmerso en la rica tradición musical oaxaqueña. Su formación comenzó, como es costumbre en su región, en la banda de viento local, donde la música cumple una función social vital en la comunidad.