

Doktor Faustus es la última gran novela de Thomas Mann y también representa un momento crucial para la narrativa del siglo xx. Cuestiones como la crisis de la cultura occidental, el significado de la estética y la política en un entorno de emergencia total y el estatuto de la persona en la era moderna se articulan y tematizan fundiendo el mito y la historia. El protagonista de este relato, Adrián Leverkühn, es una nueva encarnación de Fausto que vende su alma al diablo para poder superar las dificultades que atañen al arte de su época. Doktor Faustus es antes que nada una obra literaria, sin embargo está cargada de un denso contenido filosófico y político, y esa es unas de las razones de su grandeza.
Thomas Mann retoma el mito fáustico, tan moderno como clásico, tan alemán como europeo y universal. La complejidad de esta obra de Mann responde de alguna manera a la complejidad aún mayor del contexto en que se genera –y sobre el cual trata– la obra. En plena Segunda Guerra Mundial y obligado al exilio de su país natal, Alemania, Mann no puede sino percibir las condiciones políticas y sociales como una fuerte crisis de carácter cultural y civilizatoria. La novela es en ese sentido una puesta en escena apocalíptica, pues dramatiza la decadencia y el inminente derrumbe de lo que, hasta ese momento, habían significado el arte y la cultura. Semejante tarea implica no sólo el desarrollo de supuestos estéticos y filosóficos ligados a la música –motivo dominante en Doktor Faustus– y el arte en general, sino someter a un riguroso escrutinio a una buena parte de las inquietudes sociales y culturales que estaban en la base de aquella siniestra dislocación de toda una civilización.
Fausto es un personaje que ha estado presente en las literaturas alemana e inglesa por lo menos desde los siglos xvi y xvii, pero fue Goethe el que hizo de él una figura arquetípica, esa clase de personaje que no envejece nunca, como Jasón o Macbeth. Fausto es una suerte de sabio insatisfecho que decide hacer un trato con el diablo, vendiendo su alma a cambio de poder, conocimiento y placer. Este personaje torturado será rescatado, una vez más, por Thomas Mann: su Fausto del siglo xx, Adrián Leverkühn venderá su alma al diablo a cambio de superar a todos en su arte, la genialidad musical. La historia está narrada por su amigo Serenus Zeitblom, un humanista “chapado a la antigua”, como dice él mismo. Ésta fue la última gran obra concluida por Thomas Mann, y fue escrita desde el final de la II Guerra Mundial y publicada en 1947.